¡Ha hablado el sombrero seleccionador!

Bueno, por más de que quise encontrar una sección"adecuada" solo me vino a la mente esta... si bien, la mayoría de nosotros hicimos para que nos sortearan un post acerca de los hechos, no escribimos acerca de nuestra conversación con el sombrero seleccionador, y me parece que sería interesante escucharla. Así que gente, los invito a escribir aquí como fue su charla con el sombrero seleccionador y como decidió que corresponderían a la casa que corresponden!

— ¡Forthworth, Ío Amaranta!

Me paré rápidamente, propinándome un golpe contra la mesa debido a mi torpeza, sin embargo, hice caso omiso a eso y caminé orgullosa hacia donde se encontraba el sombrero. Me senté con convicción en el banco mientras una señora me lo colocaba en la cabeza.

— Por Dios; en Hufflepuff no —pensé mientras cerraba los ojos y el sombrero hacía extraños movimientos en mi cabeza — Me haces cosquillas.
— No te preocupes.-dijo el sombrero hablando hacia mis pensamientos— No hubieras hecho una buena Hufflepuff ni aunque vivieras mil años.
— ¡Oye!... ¿Gracias?
— Inteligencia y ansias de saber.-dijo pausadamente el sombrero— Harías una buena Ravenclaw... pero descarto esa casa.
— ¡¿Pero porqué?! ¡Tu mismo lo dijiste, soy inteligente y tengo ansias de aprender!
— Porque al mismo tiempo, un Ravenclaw piensa un poco más antes de actuar, eres bastante rebelde y no piensas dos veces las cosas.-contestó con paciencia. —Veo que aspiras a grandes cosas, también eres astuta, harías de una genial serpiente.
— Bien, envíame a la casa de mi hermana.-pensé resignada— Cualquier cosa es mejor que un Hufflepuff.
— ¡Harías una excepcional Slytherin!... sin embargo.
— ¿Que?
— No creo que te harías de muy buenos amigos en Slytherin.-comentó- Tu hermana fue sorteada en Slytherin por sus ideologías, ella es feliz allí con la gente, pero yo te veo muy... muy Gryffindor.
— ¿Gryffindor?
— Valiente, un poco rebelde, con un corazón de oro... sinceramente, creo que harías de muy buenas amistades allí, además de que te ayudaría a desarrollar tu verdadera personalidad.
— ¿Verdadera personalidad?
— Detrás de todos esos libros, y toda esa rebeldía incontrolada, se encuentra una líder natural, dispuesta a ayudar a todo el mundo; soy un sombrero muy viejo, y esta cualidad se encuentra en los Gryffindors natos... aunque me gustaría ponerte en Slytherin-dijo tras una pausa — ¡GRYFFINDOR! .-gritó de manera que todo el salón pudiera escuchar-

Los aplausos no se hicieron esperar, caminé hacia la mesa Gryffindor, mientras ubicaba a mi hermana, la cual me miraba con una mirada de reprobación, pero bueno, me valía; me senté rápidamente y comencé a charlar con mis nuevos compañeros de casa para descubrir que, el sombrero no se había equivocado... yo iba a ser muy feliz aquí.

— Leach, Corolanius.

El moreno de once años se quedó, por un momento, petrificado. Todas las miradas se dirigieron a él y antes de que algún estúpido crío pudiera darle un empujoncito, tragó saliva y se abrió paso él mismo, dirigiéndose con la cabeza bien alta y la mirada tan serena como le era posible hacia el taburete. Todo aquel mundo era nuevo para él. Jamás habría imaginado que un lugar así existiera fuera de los cuentos y hasta las velas flotantes le fascinaban - ¿y a quién no? -. Lo malo era que a la mayoría de los chiquillos, que habían sido criados en ese mundo, no les sorpredía demasiado. Y si no estaban maravillados es que estaban acostumbrados. Norbert odiaba sentirse inferior a ellos por conocer aquel mundo menos, pero no se iba a dejar amedrentrar. Jamás.

En lugar de sentarse en el taburete como todos los nerviosos niños que habían pasado antes que él, se dirigió hacia la profesora que sostenía la lista de alumnos y se aclaró la garganta. — Es Norbert, profesora. — Le corrigió seriamente y se fue a sentar.

— Haz lo que tengas que hacer pero elige bien. — Susurró demandante al sombrero, sin saber muy bien qué decirle. Había oído que algunos no querían estar en Grufff... o Hufleput, o Slutheryn, pero él no tenía prejuicios sobre las casas, ya que no conocía su funcionamiento. Lo único que podía hacer era dejarse en manos del sombrero y aquello de depender de alguien no le agradaba en absoluto. Se juró que aquella misma noche iba a comenzar a informarse sobre todo aquel mundo para que no le volviera a ocurrir algo así.

— Vaya, vaya, interesante.
— ¿Qué esperabas? ¿Una cabeza llena de pájaros?
— Tienes todas las cualidades para ser un excelente Slytherin: astuto, orgulloso y determinado.
— Suena bien.
— ¿Hijo de muggles? Me temo que eso sería un gran obstáculo.
— ¡No!...No lo será, lo prometo. Aprenderé todo, mucho más que cualquier otro.
— Veo que tienes una gran ambición y ganas de aprender. Pero eres valiente, tal vez debería ponerte en Gryffindor. Desde luego descarto Hufflepuff, tienes una mente demasiado fría. Ajá, ¡está decidido!
— No me pongas con los estúpidos, no me pongas con los est-
— ¡RAVENCLAW!