Cásting de Minerva McGonagall.

Minerva McGonagall

✘ NOMBRE DEL PERSONAJE POR EL QUE OPTAS.
Minerva McGonagall.

✘ RAZONES POR LAS CUALES DESEAS TOMAR AL PERSONAJE.
Minerva McGonagall, mi profesora predilecta de los libros y uno de los personajes que más quiero dentro de la saga, ¿qué más se puede decir? O pedir, en este caso. Sin duda es todo un desafío llevar a dicho personaje, pero ganas no me faltan y de siempre he querido ver hasta donde era capaz de llegar con un Cannon. Todo es probar..

✘ TIEMPO QUE LE DEDICARÍAS AL PERSONAJE, DENTRO DEL ROL.
Tanto como me sea posible. Ahora más, son vacaciones de Navidad, y cuando terminemos me queda etapa de exámenes, pero poco a poco se sacan y no dejaré el personaje olvidado, por supuesto..

✘ ARGUMENTO DEL CASTING.
Minerva en una ronda por el Castillo, entre numerosos pensamientos.

✘ CASTING.

Uno, dos, y tres. Caminar por los lindes del Castillo se me hace eterno últimamente, pero no hay nada mejor que un buen paseo acompañado de mil y un rostros conocidos, conformados tanto por el personal del colegio como los alumnos de mi tan querido Hogwarts. Hogwarts, ese Castillo en el que llevo tantos años y del que nunca me cansaré de pasear por sus pasillos. Llevo varias horas caminando por los terrenos, intentando que nada se escape a mis ojos por cada lugar que pasa, tratando de respirar tranquila y calmada a cada paso que doy, siempre con ese aura de seriedad que me caracteriza pero que en el fondo no es más que una cobertura para no ceder ante los favoritismos entre tanto alumno suelto. Mi seriedad es conocida por todos, pero sobretodo entre mis alumnos que a veces no saben si dirigirse a mi o esquivarme. Me hace gracia ver como esas almas libres revolotean por el Castillo con toda tranquilidad, creyendo que pueden hacer lo que quieran cuando en realidad no es así, pero es algo que todos hemos hecho a fin de cuentas, todos hemos sido jóvenes. Me cuelo entre los caminos que llevan hasta las altas paredes y entro por la gran puerta, camino directo hacia el Gran Comedor. Sin embargo no voy a entrar, simplemente voy a echar una mirada rápida y volver a subir escaleras arriba. Es mi turno de hacer una ronda por todo el castillo y, como siempre, lo cumplo con tranquilidad y con ganas. Al dejar el gran comedor me encuentro con las miradas de varios alumnos que me observan, intranquilos. Les sonrío tratando de pasar desapercibida y sigo mi camino, encogiéndome de hombros.

No entiendo por qué parece que me tengan miedo, o en realidad si que lo entiendo pero no quiero saber por qué. Mi trabajo es el que es y lo hago con esmero, todos saben que no hago distinciones entre casas y que incluso soy más dura y exquisita con los alumnos de mi propia casa... pero todo va encaminado a su bien, a no hacerles faltar de nada y que aprendan y entiendan los verdaderos valores de Hogwarts, que no son pocos - Seguramente, señor Heims, las estatuas se vean más bonitas con alguna de sus caricaturas, pero no le corresponde a usted deleitarnos con su arte - dirijo una mirada severa a uno de mis alumnos que se entretiene pintando con magia alguna de las paredes. Instantáneamente se queda casi pálido y guarda su varita. Me cruzo de brazos y hago pisotear varias veces mi pie contra el suelo, en un claro gesto de impaciencia - Me veo en la obligación de restarle cinco puntos a Gryffindor, y espero que no se vuelva a repetir - lo despacho con la mano y saco mi propia varita, que se desliza por el bolsillo de mi túnica hasta mi mano y con un simple gesto hago desaparecer las manchas que el chico había dejado en las esculturas - Estos jóvenes de hoy en día - casi reprimo una sonrisa porque en el fondo me hace gracia ver como tratan de llamar la atención de una manera u otra. Sigo andando guardando la varita nuevamente y me acomodo el sombrero de pico, mientras aliso varias arrugas que se han formado en mi túnica al sacar la varita. Tuerzo en uno de los pasillos y qué ven mis ojos, otro acto de delincuencia en mis terrenos. Mi gesto se vuelve serio nada más veo al grupo que se ha formado alrededor de varios chicos que pelean por lo que parece ser un trozo de... ¿pastel?

- Ya basta, ¡ya basta! - mi voz se alza entre el bullicio de la multitud, y un hueco se abre para dejarme paso. Poco a poco se van desperdigando alumnos, unos detrás de otros, al ver que la cosa ha terminado y que la profesora McGonagall ha puesto fin a su entretenimiento - ¿Se puede saber que está pasando aquí? - saco la varita haciendo levitar el trozo de pastel que hay desperdigado por el suelo, hasta quedar delante de los ojos de ambos chicos que se peleaban, túnicas de Gryffindor y Slytherin, no se por qué no me sorprende - Espero que esto no sea el motivo de su pelea porque de ser así creo, señoritos, que tienen un problema y muy grande de infantilismo - el pastel cae estrepitosamente contra el suelo cuando el influjo de mi magia cesa - Obviamente ambas casas recibirán su resta de puntos y ya les llegará un informe sobre la detención que han de cumplir. Y dicho esto, a sus respectivas salas comunes - me doy media vuelta, no sin antes decirles - Y es una orden - no me ando con rodeos, no tolero este tipo de actos sean de alumnos de la casa que sean. Resoplo llevándome una mano a la frente y me cruzo con uno de mis compañeros de trabajo. Niego lentamente al ver que me pregunta que ha pasado, para no exaltarme más - Alumnos peleando por vaya usted a saber que, profesor Selwyn - me encojo de hombros pasando por su lado y viendo de reojo como el profesor se dedica a reprochar el comportamiento de ambos alumnos. Por Merlín, a este paso acabaremos todos en la Edad Media nuevamente, y ahí si que eran duros los palos y las detenciones... no quiero ni imaginar que sería de nuestros alumnos si eso llegara a pasar, más de uno, me temo, hasta se alegraría.

Vuelvo sobre mis pasos directa hasta la sala de Profesores, me parece que el señor Selwyn querrá relevarme encantado en mi puesto. A mi paso me sigo encontrando con alumnos que me saludan con un "Buenos días", otros que simplemente se limitan a cuchichear a mi paso y luego están los graciosos que no parecen más que divertirse de mis gestos. Les resto importancia, son cosas banales que no se deben de tener en cuenta. A fin de cuentas, son alumnos, adolescentes, y por muchas hormonas que destilen sus cuerpos, terminarán convirtiéndose en grandes magos si se lo proponen, y todo con ayuda de un grupo de profesores que harán lo que sea por enseñarles como es debido. Sin embargo me importuna el hecho de que la Orden del Fénix esté tan ajetreada últimamente... soy fiel a mis principios pero, ¿qué pasaría si una guerra mágica se acercase? Acontecimientos recientes no indican más que a lo mismo, la brigada de los mortífagos siguen haciendo de las suyas, aunque esto sólo lo sabemos por medio de la Orden, y cada vez estoy más preocupada por el futuro de todo esto. Un deje de tristeza asola mi rostro por un momento, desapareciendo por completo cuando lentamente mi cuerpo adopta la forma de un gato que se desliza por los pasillos, perdiéndose entre los alumnos y pasando completamente desapercibido. Sea lo que sea, esto no ha hecho más que comenzar. Y estoy preparada. Preparada para atacar a cualquiera que ose inmiscuirse en mis protegidos.