Casting para Sirius O. Black

La fiesta se había dado genial y el sencillo hecho de que todo hubiese salido a pedir de boca era todavía mejor. Definitivamente tenía una puta suerte. Había soñado con Josey y con Katherine ademas de que seguro que tendía una que otra salida con la chica que solo me tiraba miradas bonitas mientras yo estaba bailando con Roxanne. Geníal. Lástima que la maravillosa voz de mi madre me levantara tan temprano con la misma oración de siempre que me molestaba en sobre manera.

-¡Sirus! ¡Sirius!- escuché que gritaba, pero decidí quedarme en la comodidad de mi cama boca abajo como estaba y mas desnudo que enpijamado. -¡Estúpido chiquillo que llega a deshoras haciendo ve a saber Merlín que rayos! – escuché de nuevo mientras una vez más escuchaba como mi puerta era azotada por la madre que suponía yo me había parido, pero rogaba por ser adoptado. Definitivamente rogaba por serlo.


Me había escapado anoche por la ventana para terminar en casa de James un rato y luego salir a dar una vuelta y bailar con algunas Muggles que habíamos conocido antes ¡oh! Pero sabía que si Madre se enteraba de eso me quitaba todos los dedos de mis preciosas manos poco trabajadoras. –Kreacher – escuché –Levantalo!-


“Maldita sea” pensé entonces con molestia ese elfo doméstico era lo único que me odiaba mas que mi madre, y eso era demasiado decir, desde siempre me preguntaba porque me pasaban a mi estas cosas, sobre todo tener que aguantar las lecciones y el aburrimiento y más aún todo el cuento de la sangre, no era lo mio, mucho menos andar detrás de un loco que no dejaba a los muggles en paz porque nos habían exterminado miles de miles de años antes, estaba harto de toda esa chacharearía estúpida que no nos dejaba vivir en paz.


-¡Sirius! –volví a escuchar entonces la voz de mi madre lo suficientemente exasperada que me indicaba que estaba a punto de tumbar la puerta. –


-¡Madre ya estoy despierto!- le dije con un tono ligeramente molesto mientras rezongaba en la cama unos minutos más…me pregunté si era posible poner un insonorizador a la estúpida habitación sin que se dieran cuenta, no me conformaría con ser el tipo mas atractivo, más elegante ni mucho menos, tenía que ser el jodido tipo mas feliz del planeta si lograba que pagandole a alguien mi madre se entretuviese en otra estúpida cosa que no fuese buscarnos prometida e interesarse por la pureza de la sangre…


Me levanté con muchisimo esfuerzo, tenía que dormir al menos otros tres pares de horas para poder sentirme al menos ligeramente satisfecho y que a mi piel no se le notara el trasnoche por llegar tan tarde y volver a subir por el arbol que daba a la ventana. Me miré en el espejo mágico del baño y aun en calzones hice el mismo movimiento de guitarra que anoche había hecho el tipo de la disco mientras mordía mi labio ligeramente. Estaba mas o menos despierto. Me miré al espejo y sonreí un poco más. Me sentía bien, con solo despertar del humor correcto todo terminaba.


Pero al bajar a comer fue otro cuento, abrí los ojos con desmesurada sorpresa al ver que mi padre Orion y mi Madre, ademas del tonto de Regulus estaban todos en la mesa esperándome. Un escalofrió corrió por mi espalda de anticipación de que algo no estaba bien mientras veía como mi padre me miraba con desaprobación y mi madre murmuraba una cosa que no pude escuchar y que, estaba seguro era mejor dejar así.

-Necesitamos hablar contigo Sirius- comentó mi padre con tono demasiado serio incluso para ser el y definitivamente no me gustó nada el ver como mi madre asentía y Regulus miraba al frente.


Y definitivamente supe de que hablarían.


-Tu iniciación será la semana próxima antes de regresar a Hogwarts- escuché esta vez quedandome de piedra mientras el jugo de calabaza lo sostuve con fuerza para evitar responder como no debía.

-Padre, ya conoces mi posición sobre el tema y no pienso convertirme en un Mortifago- le informé una vez más como tantas veces.


-Piensas, y lo harás- sentenció como si tal cosa fuera lo más sencillo del mundo. ¡Que merlín me matara, pero nunca haría tal idiotez!


Me giré lentamente para mirarlo.- No lo haré- volví a decir- no dejaré que un loco – mi madre se ahogó en su jugo de calabaza(en otro momento me hubiese resultado muy gracioso) y sentí su mirada sobre mi des aprobadora y malhumorada-diriga mi vida como le dé su gana. – completé la frase con ligereza, era un momento muy tenso y demasiado arriesgado.


-Eres mi primogénito el heredero, se te permitió no tener una prometida hasta salir de Hogwarts pero esto es el colmo Sirius- escuché que me dijo mi padre con voz ligeramente helada y con un deje de burla, como si creyera que yo realmente no haría nada y aceptaría que tenía que convertirme en uno de aquellos que manejaban máscara.


-No me importa padre, ¡no me convertiré en un mortifago por un fulano que no sé de donde ha salido!- Esta vez lo desafié con la mirada dejando el jugo de calabaza aun lado con cierta violencia. No era la primera vez que hablábamos del tema y que me negaba pero me parecía que esta iba a ser la última conversación que teníamos.

No ví como mi padre se levanto con la velocidad de un rayo y llegó hasta mi, golpeando con la palma de su mano mi mejilla, el dolor me corrolló, me llegó a lo más profundo de todo, golpeándome por un loco que no importaba ni una mierda de hipogrifo. Le miré con furia –Que sea la ultima vez que me desafías, o te conviertes el fin de semana que viene en un mortifago o te desheredo y te vas sin ninguna de las cosas que te he dado …para no volver-¡ja! Eso si que me había agarrado desprevenido, me estaba echando de la casa por un tipo del cual no se sabía nada. A su hijo.

Quizá era demasiado para mi, quizá era momento de iré, pero la cara de satisfacción de Regulus me hizo sentirme peor, esperaba obtener toda la atención, y la cara de sincero acuerdo con mi padre me hizo realmente rezar por ser adoptado, por no tener una familia que quisiera más el poder y el prestigio que a su propia familia, que no tenían un mínimo valor de lo que consideraba yo, lo mas importante que eran los hijos. Caí y pisé tierra fuertemente, aterricé con dolor al darme cuenta de que solo eran nuestros progenitores y no nuestros padres.


-¿Sabes que padre?- le dije sin dejar de mirarlo a los ojos- Tu no vales ni una mierda de hipogrifo- comenté con furia poco contenía que definitivamente llegaba a mis ojos en el brillo de mi fúrica mirada – Me largo de esta putrefacta mansión, al final soy libre de verdad- volví sobre mis pasos mientras mi padre no se movía de donde estaba – me largo, a vivir la vida y quizá joder con muggles, y quizá vivir como muggle y quizá me case con una muggle y tenga millones de hijos que llevaran el apellido Black- comenté y el grito ahogado de mi madre me hizo reír amargamente – y tu, sabes pequeño Regulus, te pesará el haberte quedado con gente que no le importas nimiamente. – terminé entonces girándome sobre mis pasos y saliendo de la estancia como único accesorio la llave de mi moto recién adquirida, gracias a Merlín y al padre de James.


¿Qué haría ahora? No tenía ni idea, pero lo primero que si sabía que haría sería irme de parrada y celebrar la libertad de no despertarme a la hora a la que a ella le daba su gana. Pero terminé acercándome de a casa de James con ligera cara de preocupación. –James…- comencé- Necesito alojamiento esta noche…- pedí.